La palabra “empanadillas” no solo
presenta un diminutivo de las “empanadas”, sino que envuelve fónica y
gastrográficamente su interior: la preparación. A continuación enumeraremos los
pasos para cocinarlas de salmón, a la mexicana manera. [Si realmente queremos prepararlas, Canal cocina se ciñe a la receta (cambiando puerros por cebolla), sin reflexiones ni divagaciones].
INGREDIENTES (para cuatro personas)
-Salmón ahumado (750 gramos)
-Puerros (unos tres)
-Obleas (La Cocinera, o cualquier otra
masa u hojaldre que empane)
-Aceite de oliva
-Huevos (uno)
PREPARACIÓN
-En primer lugar, picamos los puerros y los freímos lentamente
en la sartén con aceite de oliva hasta que se reblandecen y prácticamente se
deshacen en la boca (40 minutos).
-A continuación, añadimos el salmón cortado en pequeñas
tiras (con un tamaño menos al de la empanada y que se aprecie al degustarlo). Conviene,
a diferencia de los puerros, que no estén mucho tiempo en la sartén.
-Mientras esto se cocina, podemos
precalentar el horno a 200ºC e ir preparando las obleas sobre el papel del
horno de una bandeja; así repartimos el moje ‒una vez esté listo‒ en cada porción, las envolvemos y
las untamos de huevo batido.
-Finalmente, introducimos la bandeja en el horno
precalentado y esperamos: tras 20 minutos y a 180ºC deben de estar listas
nuestras empanadillas.
Moje de puerros y salmón |
Empanadas |
Huevo batido con tenedor y pincel |
Empanadillas mexicanas de salmón |
Mientras cocinaba me surgieron unas
dudas en relación a dos disciplinas que me encantan ‒la literatura y la
gastronomía‒: ¿qué de literario tiene una receta de cocina? En mi opinión, como
todo lo que aquí se dice, las hay de todos los tipos. Sin embargo, algunas tienen
más intriga que la mejor novela de Reverte. El arte de la cocina se puede
equiparar al de la lectoescritura si atendemos a las fotografías de platos
(combinados), por ejemplo, ¿se fijaron? ¡Qué fotos! El mejor arte. Siempre he
valorado más a quienes los retratan que a quienes los cocinan. Los
primeros consiguen hacernos pensar que está rico, sentimiento que desaparece
con el primer bocado (incluso en las sopas). En mi caso, como ven, la fotografía no es lo mío. O seguramente no sea la cocina. O ninguna de las cuatro cosas.
Por cierto, quizá lo único que tengan de
mexicanas estas empanadas es que las preparé mientras escuchaba a Chavela
Vargas. El sabor también es olor. Y viceversa...
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