Este fin de semana actuó la Compañía Nacional de Teatro Clásico en el Teatro Principal de Alicante. El sábado a las
21:00 y el domingo a las 18:00 representaron Las dos bandoleras de Lope de Vega bajo la dirección de Carme
Portaceli. Sin embargo, añadieron una tercera bandolera que abría la veda
femenina en una sala medio llena y con un público maleducado. Pese a los bostezos,
ronquidos y teléfonos móviles... el final de la obra movió los aplausos durante
varios minutos. Una fiesta pues que coincide con la XXII Muestra de Teatro español de autores contemporáneos.
La megafonía advirtió dos cosas: “apaguen
sus teléfonos móviles y no entren a la sala una vez empiece el espectáculo”.
Ninguna se cumplió. A mi lado había dos asientos vacíos. Empezó el monólogo de
Triviño (Helio Pedregal) y unos pasos se acercaban por mi izquierda. Estaba en
primera fila, frente a las dos bandoleras: Inés (Carmen Ruiz) y Teresa
(Macarena Gómez). Esta última miró de reojo a la pareja que se sentaba
preguntandose sin reparos “cómo se llama la obra”. La rodillera de Inés
simbolizaba la cojera que sufre la cultura: demasiados palos. El público pudo
servir de muleta, pero no lo hizo; solo cuando Leonarda (Gabriela Flores)
apareció se produjo una especie de comunión entre sus ojos y los del resto. Los
soldados, don López y Álvar Pérez, (David Luque y Álex Larumbe) provocaban desplantes;
el rey (Albert Pérez) humanismo; don Carlos (Llorenç González) vergüenza; y
Orgaz (David Fernández “Fabu”) tímidas risas.
El eje de Leonarda facilitó un juego de
espadas, maquillaje, vestuario, música, iluminación y fotografía clásicamente
modernos. Los temas (la libertad, la lucha y el honor de la mujer) eran
actuales. Lo que nos recuerda nuestro lento progreso. El decorado se reducía a
un triángulo inclinado que servía como base de tres peñascos dorados: uno por
cada problema (o solución). Las dos horas se pasaron volando. Los actores
consiguieron atraer a unos espectadores que no se lo pusimos nada fácil. Carme
Portaceli dirigió magistralmente un texto en verso cuidado y complejo que Lope
de Vega compuso para criticar la situación de la sociedad (y a lo mejor de su
personalidad).
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