miércoles, 29 de octubre de 2014

Empanadillas mexicanas de salmón



La palabra “empanadillas” no solo presenta un diminutivo de las “empanadas”, sino que envuelve fónica y gastrográficamente su interior: la preparación. A continuación enumeraremos los pasos para cocinarlas de salmón, a la mexicana manera. [Si realmente queremos prepararlas, Canal cocina se ciñe a la receta (cambiando puerros por cebolla), sin reflexiones ni divagaciones].


INGREDIENTES (para cuatro personas)

-Salmón ahumado (750 gramos)
-Puerros (unos tres)
-Obleas (La Cocinera, o cualquier otra masa u hojaldre que empane)
-Aceite de oliva
-Huevos (uno)

PREPARACIÓN

-En primer lugar, picamos los puerros y los freímos lentamente en la sartén con aceite de oliva hasta que se reblandecen y prácticamente se deshacen en la boca (40 minutos).

-A continuación, añadimos el salmón cortado en pequeñas tiras (con un tamaño menos al de la empanada y que se aprecie al degustarlo). Conviene, a diferencia de los puerros, que no estén mucho tiempo en la sartén.

-Mientras esto se cocina, podemos precalentar el horno a 200ºC e ir preparando las obleas sobre el papel del horno de una bandeja; así repartimos el moje ‒una vez esté listo en cada porción, las envolvemos y las untamos de huevo batido.

-Finalmente, introducimos la bandeja en el horno precalentado y esperamos: tras 20 minutos y a 180ºC deben de estar listas nuestras empanadillas.


Moje de puerros y salmón

Empanadas
Huevo batido con tenedor y pincel

Empanadillas mexicanas de salmón
Mientras cocinaba me surgieron unas dudas en relación a dos disciplinas que me encantan la literatura y la gastronomía: ¿qué de literario tiene una receta de cocina? En mi opinión, como todo lo que aquí se dice, las hay de todos los tipos. Sin embargo, algunas tienen más intriga que la mejor novela de Reverte. El arte de la cocina se puede equiparar al de la lectoescritura si atendemos a las fotografías de platos (combinados), por ejemplo, ¿se fijaron? ¡Qué fotos! El mejor arte. Siempre he valorado más a quienes los retratan que a quienes los cocinan. Los primeros consiguen hacernos pensar que está rico, sentimiento que desaparece con el primer bocado (incluso en las sopas). En mi caso, como ven, la fotografía no es lo mío. O seguramente no sea la cocina. O ninguna de las cuatro cosas.

Por cierto, quizá lo único que tengan de mexicanas estas empanadas es que las preparé mientras escuchaba a Chavela Vargas. El sabor también es olor. Y viceversa...

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