miércoles, 1 de agosto de 2012

PRELOPISMO & PREOLIMPISMO


Corral de Comedias 


El pasado viernes medio planeta se sentaba frente al televisor para ver y oír (curiosamente en francés) una ceremonia espectacular. Y digo espectacular porque los actos previos al comienzo de los Juegos Olímpicos de Londres (aunque, ¡qué paradoja!: el día de antes ya compitieron algunas disciplinas ‒como la desafortunada selección de fútbol‒) tiene, además de la semejanza que presentan sendos membretes (Prelopismo & Preolimpismo), rasgos comunes con la farándula y la parafernalia que precedieron al teatro aurisecular del gran Lope de Vega.

            Y es que, tal y como sucedió hace 500 años, la antesala del certamen deportivo más importante del mundo se llenó de luz, color, música, actuaciones, ensayos, vestuario, público… y críticas; pues ambos eventos (Prelopismo & Preolimpismo) son de indudable interés social. ¿Qué te parece la ropa de la delegación mexicana durante el desfile? ¿Por qué el sistema sanitario cobró tanta importancia? ¿Faltaron los Rolling Stones? ¿Cómo ves el pebetero?... son algunas de los temas que más interés despertaron entre los seguidores de twitter: una de las plataformas más en boga que, sin duda, distingue de forma diáfana épocas tan lejanas, ya que las redes sociales han relegado la interacción entre el público de tan variada índole que asistía a las obras de Torres Naharro, Gil Vicente, Juan de la Cueva o Lope de Rueda. Muchos de estos imborrables nombres de nuestra historia fueron pioneros en instaurar el género de comedia, la separación de las obras teatrales en actos, las técnicas de representación, los primeros esbozos de efectos ‒espaciales más que especiales‒. Del mismo modo que el británico Danny Boyle (director y productor de cine) innovó una nueva forma de mezclar una película con una actuación en vivo: el verosímil descenso de la reina en paracaídas, la carrera de Mr Bean mientras se quedaba dormido tocando el piano o los guiños a la literatura infantil y a la inconfundible música británica servían de prólogo para algo grande, muy grande. Pues, ahora mismo ¿hay algo que pueda unirnos a todos, arrinconando por un momento la prima de riesgo, el fraude electoral o la guerra siria?

Es triste, pero a veces los espectáculos (como ocurría tras la Edad Media y ahora) sirven para desprendernos de la porquería que nos rodea. El teatro prelopista fue el inicio del más valioso talento del que, hasta ahora (exceptuando al genio de Cervantes), ha gozado nuestra cultura; mientras que el preolimpismo ‒es decir, lo que antecede a los Juegos Olímpicos‒ será lo último antes de la gran catástrofe mundial que pronosticaron antiguas civilizaciones. Hasta entonces, yo me quedo con la magia que comparten ambos escenarios.


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