el monólogo
de un loco
puede ser
el camino más directo
hacia la verdad.
Joaquín Juan
Penalva («Biogibliografía», p. 36)
Escribo para recordar
lo que he leído…
lo que he visto…
lo que he sido.
Joaquín Juan Penalva
(«Ars longa…», p. 50)
Anfitriones de una derrota infinita (Huerga y Fierro, 2015) es el poemario que acaba de publicar Joaquín Juan Penalva (Novelda, Alicante, 1976): un collage
de emociones y reflexiones que colorean la grisura perdida y la inefable
pérdida.
«¡Qué título!», exclama el librero
cuando le pregunto por el nuevo poemario de Joaquín. «Muy bueno», añade
pensativo. Compartiría lo que dice horas después, tras leerlo en el tren. Este
medio de transporte es el más poético. Ni el camión, ni el torpedo: el tren y
sus hermanos menores acogen lo que el ser humano versifica desde la soledad,
desde el lugar que comparten los forasteros que se acercan a la nostalgia clásica
de saber que «cualquier tiempo pasado fue mejor».
Joaquín Juan Penalva |
Estos «ejemplares póstumos de una
raza de hierro más perdurable y digna que los hombres» (que diría Vicente Quirarte)
son el origen de la poesía del noveldense. Así lo muestra «Desde el tren»,
observando el otro lado oxidado y reviviendo sus «historias» (29). Estos «sucios
trenes» no van hacia el norte (como ocurría en otro Joaquín, también poeta),
sino hacia la postal del tranvía que aparece en «Siempre Lisboa» (27) y «En mi
ciudad blanca» (26).
Las referencias a [Fernando] Pessoa,
Ángel González, Antonio Segura o [Miguel Ángel] Lozano homenajean a las letras
que anteceden las que ahora nos esperan como «Anfitriones de una derrota
infinita».
Si tuviéramos que destacar unos
versos de estos Anfitriones…, además
de los que vienen el epígrafe de esta lectura, serían los que aparecen en la
cubierta (de Yolanda Parra a partir de un dibujo de Fernando Vicente),
repartidos en pósits (como esa costumbre que tenía el poeta durante los últimos
años en los múltiples encuentros poéticos que organizaba en el Instituto Juan
Gil-Albert). Estas hojitas fosforescentes (versos) sobre el texto blanquinegro
(la vida) nos rodean, infinita mente; «Recortes de vida»:
A veces encuentro
recortes
de periódico
sobre algo que ya escribí
sobre algo que pensaba escribir,
sobre algo que me interesó
y ahora ya no recuerdo por qué.
Los releo,
los recuerdo,
los destruyo…
Es la vida, me digo,
nada sobrevive a todo (48).
Hay que agradecer que Joaquín Juan
Penalva cuide el lenguaje, que lo haga suyo y diga lo máximo con lo mínimo. La
brevedad, la concisión y la comprensión (como germen de las muchas
interpretaciones) obliga a leerlo, una vez más, escuchándolo y siguiendo sus
diversos tonos.
Hace
unas semanas el autor presentó su nuevo libro en el vestíbulo del Teatro Castelar de
Elda, junto a Alejandro Jacobo. También recitó sus versos en la librería
Pynchon&Co,
donde se puede conseguir el poemario. Ahora nosotros tenemos la oportunidad de aprehenderlo y
disfrutar de esa «dualidad de poeta y de sensible cinéfilo», palabras con las
que Juan Lozano reseña tal victoria en La Galla Ciencia.
El
horizonte es un derrotero vencido por el sol. La poesía de Joaquín (nos)
ilumina desde distintos puntos que tienen en común la tristeza de saber que
esta existe y que es necesaria.
El jueves 3 de marzo de 2016 el autor presentará su poemario en el I Festival Internacional de Poesía "Benidorm y Costa Blanca". ¿Aceptamos la derrota?
El jueves 3 de marzo de 2016 el autor presentará su poemario en el I Festival Internacional de Poesía "Benidorm y Costa Blanca". ¿Aceptamos la derrota?
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