viernes, 29 de enero de 2016

La inedición de un poeta: Amalio Gran

La inedición de un poeta
Qué tonto debo parecerle
a la gente que se burla
cuando me ve hablar a las palomas.
Amalio Gran

Amalio Gran es un poeta de Villena. Murió hace diez años. Ahora su familia, sus amigos y sus alumnos (aunque no dio clase) recuperan su obra y le hacen el mejor homenaje, que es leerlo.

            Hace una semana, a esas horas en que el sol se pone, la Plaza de Santiago de Villena empezaba a llenarse de gente. La noche del sábado empezó antes de lo previsto. La alegría por acabar la semana se juntó con la ilusión por difundir un trabajo de emoción compartida. La música de los amigos de Amalio, con guitarras españolas y eléctricas, bajos, cajón flamenco, teclado, platos y armónica, acompañó a los de Villena y alrededores en unos saludos, seguramente, más cariñosos de lo normal. Era un día especial. Todos se sentaron en el Salón de actos de la Casa de la Cultura
Los amigos de Amalio
            Los lectores de Amalio fueron subiendo al escenario entre nerviosos y felices. Uno de ellos era su hermano, Alejandro, quien da nombre al mítico bar esquinado del Paseo Chapí. Y digo esquinado porque durante el tiempo que estuvo abierto solía recibir malas críticas. Al parecer todo aquello no tenía nada de verdad. Así lo demostraron el sábado presentando el portal (www.amaliogran.com) que recoge la vida y la obra de un tímido con poca pinta de escribir, según dicen los que lo conocieron. Su bigote escondía una historia que fue gestándose, infra todo, de noche.
            Muchas son las personas que se han dedicado a Amalio, a la poesía y a Villena: la infatigable bibliotecaria Ana Valdés, su hermano Alejandro García Gran, y sus amigos Carlos Zapater y Rafael Cantó "Miche", entre otros.
            ¿Y qué decir de su poesía? No conocía a Amalio. Sí al bar Alejandro. Estaba en una de las mejores zonas de Villena y, cuando terminaba la E.S.O., la profesora de literatura era una de las amantes del arte que compartía historias y lecturas entre esos cristales opacos. Ahora que llevo una semana leyéndolo y acercándome a su portal, me da la impresión de que es un poeta de ciudad que hubiera preferido estar en el campo, un amigo familiar que se expresaba en un rincón. Así lo presentaron: «Amalio Gran es un poeta inédito. En el doble sentido de la palabra inédito: No publicado –o apenas publicado– y nuevo. Sí, un poeta nuevo. Sus versos, en ocasiones duros al desnudar nuestras hipocresías, son reivindicación de un poeta que quiere ser sobre todo poeta».
            Sus poemas son breves y directos. Gozan de una claridad que, no obstante, te invita a releerlos; a sentir de nuevo el ritmo y los acentos lentos. Me gustó especialmente ese texto suyo que empieza diciendo «Hay un roto en mi alma/ que tú no vas a llenar" y termina, quizá de forma autobiográfica, «Hay un roto en mi alma/ y mi voz no alcanza el grito».
            Como los buenos textos, los de Amalio surgían en recortes de papeles o servilletas. Seguramente la espontaneidad fue su fuerza, aunque Ana Valdés explica el proceso de escritura: un desafío casi hernandiano. Este video nos acerca a Amalio:


            «Bajo la lámpara de siempre» convierte la anáfora y el oxímoron de la tradición en la confesión colectiva de una nueva época. El poeta pues, imaginando a Amalio, dejó de ser el protagonista para dejarse llevar por las voces del resto que, sin saberlo, son la suya.

            Me alegra que exista esta poesía en Villena y que esta gente nos la enseñe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario