Margarita
Aguirre, Genio y figura de Pablo Neruda
(1967)
Neruda
(1904-1973) es uno de los poetas más importantes de la historia, por su lirismo
y su compromiso. Mario Amorós (Alicante, 1973) acaba de publicar la biografía Neruda. El príncipe de los poetas (Ediciones B, 2015), donde repasa de forma exhaustiva la vitalidad del chileno
inmortal, pese a ser supuestamente asesinado. El lunes presentará el libro
junto a José Carlos Rovira en el Centro de Estudios Iberoamericanos Mario Benedetti.
Mario Amorós es doctor en Historia por la Universidad de Barcelona y licenciado en
Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, donde forma parte del
comité asesor de la cátedra de Memoria Histórica del Siglo xx. Ha publicado varios trabajos sobre
Chile, entre los que destaca Allende. La
biografía (2013), también en Ediciones B.
Neruda.
El príncipe de los poetas es una crónica fundamentada con los datos que
todavía hoy están apareciendo sobre el escritor. Pese a la cantidad de
referencias bibliográficas, es fácil de leer, por la intensidad chilena y por
la expresión natural de Amorós.
La infancia de Neruda ya estuvo
bañada por la naturaleza. Como él diría en «Viaje por las costas del mundo»: «Las
goteras son el piano de mi infancia…» (30). La inspiración de lo cercano
complementó lo que quizá sea el poemario amoroso más leído (además del más
vendido): Veinte poemas de amor y una
canción desesperada (cfr. 65). ¿Quién no se ha enganchado a la poesía por
el crepúsculo de estos versos blancos?
Una de los aspectos que más y mejor
cuenta Amorós en su biografía es el vínculo del chileno con los españoles,
también poetas, como Lorca o Miguel Hernández. Del primero sorprende la
anécdota del desencuentro en la estación de tren, al no tener pinta de poeta
por ser «de la poesía secreta» (114). Del segundo, su correspondencia; tan bien
trabajada por José Carlos Rovira, Carmen Alemany o José Luis Ferris (cfr. 131).
Es curiosa la manera en que Neruda llamaba
a su mujer Delia del Carril: «La Hormiguita» (127). Zélia Gattai recoge en «Mi
amigo y compadre Pablo» el origen de este apodo: porque le pellizcaba, «no con
la punta de los dedos, sino con la punta de las uñas y me duele como puntada de
hormiga» (300). Igual de llamativa es su forma de recitar, la que ocasionó uno
de los silencios más emotivos en 1954, durante «una de sus conferencias
autobiográficas más importantes» (173).
La biografía que Mario Amorós
escribe sobre Nefatlí Reyes Basoalto (cfr. 15) presenta un resumen clarificador
y novelesco al inicio de cada uno de los quince capítulos que la conforman. El
siguiente fragmento pertenece al sexto, «De México a Machu Picchu»:
El compromiso con la causa antifascista se reforzó
con un hondo sentimiento americanista nacido del descubrimiento de su
continente con la estancia en el país azteca, los viajes a Guatemala y Cuba y
el retorno a Chile a través de Panamá, Colombia y Perú, con la determinante
ascensión a Machu Picchu en octubre de 1943. Recorrió sus costas y sus valles,
caminó de sonoridad inigualable: Topolobambo, Sinaloa, Yucatán, Nayarit,
Michoacán, Jalisco… «No se puede tener una idea cabal de América si se
desconoce México», aseguró en 1969 (203).
¿No dan ganas de leerlos? La magia
de la Literatura y el rigor del Periodismo homenajean a la Historia.
José Carlos Rovira, Mario Amorós y Francisco Escudero en torno a Neruda |
Cuando el mes pasado presentaron el
libro Amorós y Rovira, junto a Francisco Escudero (Gestor cultural del legado
literario de Miguel Hernández), el público preguntó por su ingreso en el
Partido Comunista (cfr. 243), confirmando así la actualidad del tema que nos
ocupa.
Neruda es universal. Tercera Residencia (1947) es para muchos
su obra maestra. Canto General (1950)
es un mapa versal de América. Sin embargo, el alcance de ambas no se hubiera
dado sin la (r)evolución que previamente se da en Alturas de Macchu Picchu (cfr. 246), cuya primera edición cautiva a los vecinos de Alicante.
Según Sergio Insunza, Neruda era
sencillo, cercano, impuro y social (como su obra): «Era de un humor incansable
y de una ironía leve y certera. No entendía las tesis que los estudiantes de
literatura escribían sobre su poesía» (265-266).
Tras las fotografías −que han facilitado desde el Archivo Central de la Universidad de Chile a la familia del poeta Miguel Hernández (cfr. 578) y que ilustran
las etapas de Neruda (así como el porqué de su nombre)−, Amorós muestra las polémicas que Benedetti, Lihn,
Dalton, Gelman o Vallejo tuvieron con el Premio Nobel, Neruda (cfr. 412). Sí
establecería, en cambio, una estrecha relación con el mexicano igualmente
galardonado, Paz (cfr. 417).
El desenlace de la vida de Neruda es
todavía un interrogante. Cuando Pinochet da el Golpe de Estado el 11 de
septiembre de 1973 y Allende se inmola, la salud del poeta empeora por un
cáncer de próstata. En la Clínica Santa María le inyectan lo que podría haberle
causado la muerte: «salió un líquido transparente que no correspondía al
medicamente suministrado» (530).
Neruda.
El príncipe de los poetas concluye con un epílogo: «El último enigma. ¿Fue
asesinado Neruda?» (cfr. 559-562). A lo largo de este año, de 2016, se
resolverá la investigación. De lo que no hay duda es de la vitalidad de su
poesía.
Hay quienes piensan que estas
investigaciones no merecen la pena. ¿De qué sirve?, preguntaron hace unas
semanas al presentar un libro sobre el franquismo. ¿No sería mejor invertir el
tiempo y el dinero en curar el cáncer?, añadieron. Quizá tengan razón; pero, en
mi opinión, ambos empeños resultan vitales. Si desconocemos el pasado, y los
errores que lo convirtieron así de forma prematura, es posible que no tengamos
siquiera la oportunidad de tener cáncer.
El trabajo de Amorós conecta con las
«Metáforas impuras» que esta semana expuso en la Universidad de Alicante el
rector de la Universidad de Valdivia, Óscar Galindo; así como la continua labor
de Casa Chile Alicante.
El lunes 29 a las 12 h. en el Centro
de Estudios Iberoamericanos Mario Benedetti (Planta baja del edificio 3 de la
Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Alicante), Mario Amorós
presentará su libro. Escucharlo es trasladarse a ese tiempo y ese espacio: al
Chile previo a la dictadura, al canto de Neruda.
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