Facilit@mos |
Hace una semana me
llamó por teléfono mi primo. Tenía un examen de sintaxis en los últimos días de
su curso, 3º de ESO, y me preguntó si podía echarle una mano. Al no poder
acercarme a su casa antes de la prueba, le pregunté si tenía Skype. Me contestó
que sí, así que quedamos en vernos en un par de horas para repasar, en su casa
y en la mía: una nueva forma de dar clases particulares, a modo de emergencia,
o por simple refuerzo. “¡Esto es la clase del futuro!”, decía mi primo.
Skype |
Durante
una hora repasamos la teoría que previamente le había enviado por Facebook;
practicamos con algunas oraciones, de forma oral; y conversamos sobre el uso de
la lengua, estructurándola y organizándola en segmentos (sintagmas) y sentidos
(complementos). Antes de terminar le pedí que abriera Facebook ‒sin cerrar
Skype, por supuesto‒ y comprobara que había recibido las prácticas que debía
completar y enviarme para que se las corrigiera. Es cierto que es incómodo
analizar una oración en el ordenador (por eso de las rayas y los cajones que
exigen los currículos de secundaria), pero al hacer las primeras ya se coge
práctica. De todos modos, si nos quita demasiado tiempo analizar oraciones en
un procesador de textos (como Microsoft Word u OppenOffice), existe una
aplicación que ayuda a resolver esta compleja y tediosa rama de la asignatura
de Lengua y Literatura españolas:
José
María Soler Areta, del I.E.S. “Humanejos” de Parla (Madrid) ha creado un programa,
realizado en Neobook (sintaxis.zip),
que desarrolla un gestor para el análisis sintáctico basado en un árbol
jerarquizado de decisiones. “Sintaxino” es el presentador de esta herramienta
donde cada alumno se registra con su nombre antes de comenzar la práctica
sintáctica. El uso de la aplicación de Soler Areta es muy sencillo: basta con
introducir la oración que se desea analizar y contestar a las preguntas que van
apareciendo en relación a esa oración. Al final del ejercicio se puede generar
un archivo compatible con el procesador de textos que se quiera utilizar para
registrar y archivar las prácticas. No requiere ningún tipo de complemento para
su uso, es suficiente con descomprimir el archivo en cualquier directorio, y
hacer doble clic sobre el ejecutable.
Pese
a la necesidad de propuestas de este tipo, no existe todavía un programa que
sea similar a la metodología que piden en el centro educativo. De este modo,
existe el riesgo de que alguien se acostumbre a analizar oraciones con un
sistema y no consiga relacionarlo con el que requiere el currículo. Es decir,
un alumno puede saber responder a las preguntas que Soler Areta propone ‒que
son acertadas y totalmente lógicas con la oración que se analiza‒ y perderse a
la hora de responder al temido examen escrito.
La
solución para equiparar metodologías sintácticas podría ser el profesor
particular. Una llamada a un licenciado en Filología Hispánica puede solucionar
dudas puntuales que surgen a cualquier estudiante de cualquier parte del mundo
y en cualquier momento. Es una forma rápida y fácil de contactar con un
complemento educativo: en tu casa y en la mía.
1día1sonrisa |
Esta
forma de dar clase es solo un ejemplo. Si alguien necesita reforzar una materia
(Griego, Latín, Lengua y Literatura españolas...) de cara a las nuevas pruebas
de julio, puede localizarme en nachoballester7@gmail.com.
Podemos acordar la forma de ayuda (por Skype, correo, WathsApp...). Así, la
tradicional “clase particular” cambiaría a “ayuda particular”, buscando un
trato rápido y directo, que responda a las necesidades del alumno. También
existe la opción de hacer grupos (Skype permite la conversación múltiple,
compartir documentos, multitareas...) que tengan el mismo problema, para así
resolver las dudas de forma conjunta: conjugando el aprendizaje cooperativo y
el enfoque comunicativo que urgentemente requiere la educación.
Mi
primo me dio una idea. ¿Por qué no desarrollarla y ponerla en práctica? Desempolvemos
las telarañas que tradicionalmente envuelven las herramientas de la filología
para ofrecer una “ayuda particular” rápida, cómoda y sin problemas de
desplazamiento, horarios o recursos: en tu casa y en la mía.
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