viernes, 8 de abril de 2016

Desde la sombra

Homo homini lupus
Desde la sombra
¿Plauto/ Thomas Hobbes?

Todos los vacíos están llenos
Juan José Millás

Juan José Millás (Valencia, 1946) acaba de publicar Desde la sombra (Seix Barral, 2016). Entró a la venta el martes «simultáneamente» en todas las librerías. Me parece uno de sus mejores libros: intrépido, esotérico y acorde a lo que ocurre en la vida de una persona en relación con los otros.

            Desde la sombra está formada por tres partes, como la mayoría de los textos de Millás, organización que imita la estructura corporal de los insectos, según alguna vez ha confesado el autor al referirse a su afición entomológica, que se acerca (como vemos, por el oído) a la etnológica.
            Su lectura es frenética. Engancha desde las páginas iniciales. Como es habitual, en la página web de Grupo Planeta podemos leer este primer capítulo (uno de los mejores).
            El principio de la novela nos sugiere una pregunta, como si alguien dentro de nuestra cabeza la planteara automáticamente al leer «tiburón», «sardina» o «morena» (cfr. 11). ¿Quién piensa en los traductores? ¿Cómo llega una historia tan personal a los veintitrés idiomas a los que se traduce? Y es que son muchas las referencias que el autor emplea para lograr que un conflicto tan peculiar sea verosímil. Los símbolos acuosos burbujean en su cerebro amniótico. Otras de las metáforas que fluyen en el relato son las ferrocarrileras: «escuchando las idas y venidas de su sangre por el interior de las arterias como un tren por el interior de un túnel» (114).
            Seguidamente, nos planteamos otra cuestión: ¿qué tiene de autobiográfico? No podemos desprendernos de la realidad. Muchos nos enteramos de que Millás preparaba una novela por sus diarios semanales en «Papel mojado». El protagonista, Damián Lobo (¿Ramón Lobo?), colabora en un programa donde le entrevistan, tal como ocurre con Millás los viernes a las 10 h., de la mano de Gemma Nierga en Cadena Ser. En este espacio precisamente fue donde el autor, hace una semana, habló por primera vez desde la sombra, metiéndose en un armario. Este tipo de riesgos me parecen necesarios para desarrollar su mejor arte: la conversación. Escucharlo o verlo nos muestra una forma distinta de contar un libro diferente. El lunes 18 Gemma Nierga charlará con Millás en la Fundación Telefónica. Por su parte, No es un día cualquiera entrevistó al autor con por su nuevo libro.


            Desde la sombra es un nudo indispensable para seguir la disección millesca. Tiene, la clandestinidad de No mires debajo de la cama (1999), lo fantástico de Lo que sé de los hombrecillos (2010), la (ir)realidad de sus reportajes, recogidos en Vidas al límite (2012), el engaño especular de Infieles y adulterados (2014) y el desdoblamiento de La mujer loca (2014). Además, la inmaculada sintaxis del valenciano reencarna las imágenes cívicas de sus poemas (alguna vez disponibles en Internet) y la reflexión vital y escenificada de La lengua madre.
            De nuevo disfrutamos y sufrimos de los temas universales (amor, muerte y religión), pero desde otro punto de vista. En ocasiones nos imaginamos a Woody Allen reencarnando al tal Damián. ¿Qué ocurriría si Desde la sombra se llevara a la pantalla? 
            Los diálogos requieren esfuerzo y experiencia. Millás sabe cómo habla la gente, lo que hace, en parte, que no dudemos en ningún momento de la azarosa situación que nos narra. Es capaz de recoger la conversación telefónica, omitiendo naturalmente la parte que no escuchamos:

−Mamá, si te digo una cosa, ¿te vas a reír? –preguntó.
−…
−¿Recuerdas que te dije que había encontrado en un mercadillo el armario de los abuelos?
−… (94);

así como inventar una lengua (¿madre?) cuyo significante (en decasílabos) está dotado de un significado erótico-sensual: «−Jalapa sela visterra mare./ −Sorni vinilo dernala puore» (146).
            En algunos momentos, la trama se traba, quizá porque nos identificamos hasta el fondo con lo que escuchamos o, posiblemente, porque nos levantamos a revisar el armario de nuestra habitación. Sentimos un dominio total en lo breve, aunque el conjunto conecta y se sostiene sólidamente.
            El narrador está en tercera persona, pero también en primera. Conjuga varios planos y nos troza. El diálogo consigo mismo desde distintos caracteres es una técnica que genera altibajos placenteros. La ironía, las descripciones o los paréntesis son precisos. ¿Cómo usar el complemento circunstancial de modo?: «la ducha sonó con método; la cisterna del retrete se vació y volvió a llenarse con disciplina; la maquinilla de afeitar rumoreó con discreción; el secador de pelo bramó con ansiedad eléctrica» (62).
            La locura es un tema crucial en sus últimos trabajos. De ello habló en 2014 en el curso «Literatura y locura: los límites habitables» que organizó Raúl G. Gómez en la UIMP. Así pues, la esquizofrenia comulga con el análisis de Eva María Medina en Relojes muertos (2015), quien asistió precisamente a estas jornadas de Santander.
            Pero sobre (¿o infra?) todo una es la novela de Millás que, en mi opinión, asienta esta nueva: El mundo (2007), Premio Nacional de Narrativa y Premio Planeta. «El mundo, aun sin hallar con qué compararlo, había sido en efecto un sitio raro» (199). El personaje en el que se desdobla el autor crece, sale de la alcantarilla desde la que observaba la calle y camina la ciudad pequeña que es la casa.
            Desde la anécdota a la revelación rebelada, (re)conocemos a un Millás bondadoso y maquiavélico. Critica el consumo de la sociedad, la basura de la televisión, y la baratura del sexo. En contra, defiende la soledad, el silencio y la tensión sesual: «Eso era el poder, la capacidad de actuar desde la sombra» (200). Lo hace desde la tragicomedia que genera la ambigüedad del retruécano. Cada una de las tres partes que forman la novela (cada cuerpo del armario) son intrépidas, esotéricas y alienables; sensaciones que provocan, por ejemplo, las picaduras de las avispas.
            En Facebook hay un «Foro Juan José Millás». Cada semana, algunos de los más de quinientos miembros que lo integran comparten sus articuentos, sus pies de foto, sus participaciones en radio o cualquier cosa que tenga que ver con el autor de Desde la sombra. ¿No sería una buena idea sacarlo ya del armario y celebrar sus setenta años, por ejemplo, con unas jornadas dedicadas a leer, comentar y analizar su obra narrativa, poética y teatral?

Millás en Hoy por hoy

            Habrá que estar atentos a lo que se diga al respecto. Desde la sombra nos observa. El miércoles la presentó en Madrid. Ayer, en Sevilla. ¿Vendrá a Alicante, ciudad que aparece en la novela? 

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