martes, 12 de abril de 2016

Ninette y un señor de Murcia

Ninette y un señor de Murcia
El sábado 9 de abril Ninette y un señor de Murcia se representó en el Teatro Chapí de Villena. El clásico de Miguel Mihura, dirigida ahora por César Vidal, se hizo con el público que casi llenaba la sala.

            La historia es sencilla (en 1964, un murciano va a París de vacaciones), pero se complica como buena comedia de enredo. Un amigo le encuentra alojamiento en casa de una familia de origen español. Ahí tendrá lugar toda la escena. La hija sí es francesa y supone el nexo entre lo que se prevé y lo que sucede. Las distintas ideologías políticas (y poéticas) de los personajes generan el conflicto constante y creciente. Merece la pena volver a verla. Tiene algo de El ángel exterminador de Buñuel y de Ocho apellidos vascos de Dani Rovira. Jorge Basanta es aquí el que sufre el amor inconcebible de una Natalia Sánchez que borda el acento francés durante las casi dos horas de espectáculo. Javier Mora le pone el eco melodramático al desastre doméstico. Miguel Rellán evoluciona de secundario a principal, disfrutando y haciéndonos disfrutar. Julieta Serrano transmite su fuerza con solo tocar el timbre de la maison.
            Su tocaya, Julia Albadalejo comenta la obra en «El palco de Julieta»: «entre la libertad y la modernidad parisina y la tradición del vino de Valdepeñas, el cocido y el sonido de la gaita».


            Los vicios humanos no caducan. Por eso Mihura y Oliva nos regalan el teatro. Ojalá fuera más el público.

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