El viernes 8 de
abril, El Cine Club Villena proyectó el documental dirigido por Alfredo Navarro (Novelda, 1982), Sueños de Sal (Condimenta Films,
2015), en la Casa de la Cultura. El público agotó las entradas, cuya
recaudación se destina a Cáritas.
A las diez aún había gente sin poder
entrar a la sala. No quedaban entradas. Pero había tres filas vacías para las
reservas. Alfredo Navarro no dejó de sonreír mientras Caritas y el Cine Club
Villena le acompañaban en la presentación de su ópera prima. Habló de los
cuatro personajes que se autointerpretan, sin ficción, en un pueblo, Novelda,
que ve crecer sus sueños en un terreno aparentemente seco. Agradeció poder
mostrar ahí su trabajo, como viene haciendo en más de quinientas salas. Apenas
mencionó lo del Goya, parecía un detalle sin importancia.
Un rockero sordo, un músico ciego, una
joven en paro y un deportista enamorado protagonizan los planos detalle de la
vida. Ellos tienen una historia común: persiguen sus propósitos. El paisaje (con unos planos aéreos que metaforizan el viraje humano) y
la música (de Óscar Navarro) desbordan la emoción contenida en un ambiente cercano y universal. Dicen que el arte nos refleja. En esta ocasión la máxima se cumple. Con lo mínimo. Es decir, personas hacen de personajes en un mercadillo que hace de plató; en una óptica donde un ojo aguanta el foco, de cerca; en una entrevista de trabajo cuya pregunta nos es común. Alfredo explica el simbolismo del no guion. La primera escena, por ejemplo, burbujea al salir la cámara de uno de los famosos clots (cueva vertical) de Novelda. El plano emerge perpendicular a la tierra, nuestra placenta. En ella termina mimetizándose Mariano, el rockero, el tipo que mejor representa los extremos de la tragedia y la comedia. Aunque las notas y los sonidos impuros dan eco a estos conflictos, la película podría ser muda. Las asociaciones gestuales explican la historia, pues nosotros también somos sus actores. Al
acabar el público le pregunta a Alfredo por la hermana del pianista. Ella simboliza el altruismo de este proyecto
necesario. Sueños de sal es
una película humilde, y por ello impactante.
El director, Alfredo Navarro, y el
productor, Jesús Navarro, recogieron hace unos meses el Goya de mejor documental. Una anécdota, teniendo en cuenta los verdaderos valores que están contagiando
con un trabajo incipiente e incansable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario