Juan Echanove y María Galiana sintieron
el viernes en el Teatro Chapí de Villena Conversaciones
con mamá: versión teatral que Jordi Galcerán actualiza del texto de
Santiago Carlos Oves. La simplicidad de lo complejo (y viceversa) trasladó una
cocina a una sociedad (y también viceversa). Los espectadores sentimos
la vida en su desequilibrio trágico-cómico.
Fui al teatro con mi madre. Y esta, a su
vez, con la suya. Además, vino mi padre. Durante la hora y media que duró la
reencarnación, no conversamos. Estábamos, de hecho, separados por la rápida
venta de entradas. No obstante, mentalmente existió una comunicación con la
realidad. Los problemas de los dos personajes protagonizaban un debate interno,
que aludía, como todo, a lo externo.
Jaime (Juan Echanove) visita a su madre
(María Galiana). La casa de esta es sencilla, acogedora y más útil de lo que
hasta entonces su hijo hubiera imaginado. Este encuentro desencadena un baile
de sentimientos que queda integrado en las risas y silencios del público. Hasta
arriba, el teatro escucha a dos actores que, por tercera vez, hacen de madre e
hijo. ¿Cómo pueden dos personas atraer a tantas otras desde un escenario?
Mediante la palabra, ¿cómo si no? Ahora bien, estas podrían ser mudas. La
expresión facial y corporal de María y Juan nos dicen el texto, ya rico de por
sí. Conversaciones con mamá es como una paella: visualmente es atractiva
‒los colores de la verdura (el árbol que preside el fondo del decorado), el
arroz (los muebles) y la carne (los actores) son la fotografía‒; pero, si te acercas,
hueles y escuchas las hojas de un periódico al que le cuesta pasar página.
Incluso las lágrimas de limón acompañan el sabor de una comida falta de
azafrán:
Palencia y Alicante conversan con los que conversan, conversos y con versos, con ver SOS.
Aunque lo triste ‒lo profundo‒ iba en
seguida (quizá demasiado) acompañado por lo alegre ‒lo superficial‒, daba
tiempo a pensar sobre el agobio que nos asedia y con el que nos asediamos. Parafraseando
los diálogos entre Galiana y Echanove: muchas veces una llega a una edad en la
que se conforma con menos que “querer”; damos más trascendencia de lo que las
cosas merecen. ¿Qué es importante? Esa parece ser una pregunta que nos
planteamos durante nuestra existencia y en Conversaciones
con mamá. Quizá lo más importante no sea el teatro, pero es lo único que se
me ocurre.
María Galiana es la madre que enseña, antes y después, a vivir. Juan Echanove dirige e interpreta el papel de alguien que sale a la calle y se pone las botas; salta, tiene permiso para mojarse. |
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