lunes, 26 de mayo de 2014

¿Voto electrónico?



Recién terminadas las elecciones, me vuelvo a preguntar algo que me ronda desde hace tiempo: ¿por qué no existe ya el voto electrónico? La abstención supera a la participación. ¿Realmente la gente pasa de la política? ¿O existen trabas y obstáculos que dificultan la presencia en las urnas?


Sin valorar los resultados de las elecciones europeas, no me explico cómo la mitad de la población no vota. Es cierto que no es una obligación, pero es un deber; y a veces el “debo” puede más que el “tengo”. La única excusa que se me ocurre es reconocer lo incómodo que es votar.

Actualmente hay muchísimos españoles fuera del país (por X motivos) que seguramente no han conseguido resolver el papeleo que las embajadas exigen para ejercer este derecho. También hay enfermos hospitalizados a los que les resulta imposible acercarse al colegio electoral. Lo mismo ocurre con los que trabajan o con los que simplemente viven fuera de donde están empadronados; o incluso habrá quien todavía esté en Lisboa disfrutando de los coletazos de la Champions... No importa la situación que nos impide votar: la clave es que con algo tan sencillo como el voto electrónico se solucionarían todos estos casos (además de ahorrarse tiempo, papel y dinero).



En una época y en una sociedad donde la mayoría tiene acceso a internet, siguen introduciéndose sobres después de que unos desafortunados (en la mayoría de las veces) registren manualmente los datos del asistente. Y es que la base de la abstención está en la asistencia. ¿Por qué encerrarse en esas cabinas grises donde las papeletas de los partidos (pocas veces de todos los que se presentan) se disponen como los folletos que ofertan en el hall de los hoteles? ¿Para qué sirve el DNI electrónico? ¿No sería posible un sistema donde se pudiera votar a través de internet? Seguro que la participación aumentaría. Es cierto que hay personas que no cuentan con acceso a la red, pero seguro que conocen a alguien que sí lo tiene; o en el peor de los casos se puede facilitar ordenadores públicos de bibliotecas o ayuntamientos. Además, las elecciones no tendrían por qué realizarse en 12 horas. Podría abrirse el plazo de una semana para introducir el DNI, la clave y pinchar sobre el partido al que se desea votar, o la opción de voto en blanco. En 12 segundos, como mucho, se podría votar, y desde cualquier parte y hora del mundo. Además, en este sistema llamado, por ejemplo, “Votanet” (lo que me recuerda a un aperitivo en México, con tintes valencianos), cada ciudadano podría informarse de las propuestas y de los candidatos de cada agrupación política, con imágenes, enlaces, videos… o qué se yo. No se atentaría contra el anonimato, cada votante registraría así su elección y su participación (sin que ambas cosas tengan relación). También se evitarían pucherazos y malentendidos. Todo quedaría archivado, sin trampas. ¿Es tan difícil?

No sé. Hace tiempo que pienso en esto del voto electrónico como solución para disminuir la abstención y el gasto público…; pero… cuando no se hace, debe ser porque no es una buena idea… O quizá no conviene que lo sea.

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